El poeta Serafín J. García describe magistralmente en su poesía, el sentimiento de los orientales aquel 25 de agosto. Josefina y Romina interpretan de dicho autor un fragmento de Romance del 25.
...Estaba de fiesta el campo
y el monte lo acompañaba
porque era fiesta de gloria
para la tierra orientala.
Y el mismo cielo, allá arriba,
alternaba nubes blancas
con su azul, como ofreciendo
para su bandera franjas.
Cuentan que aquel veinticinco
fue de punta a punta un alba,
pues hasta la tardecita
parecía una madrugada.
Todo en él era comienzo,
todo en él era esperanza,
y hasta el sol se detenía
para ver nacer la Patria.
"Ìrritos, nulos, disueltos",
los actos que subyugaban,
del viejo afán artiguista
el fruto al fin se tocaba.
Y por eso "írritos, nulos, disueltos,
todos cantaban,
hombre y ave, insecto y árbol,
flor y espina, viento y agua.
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